martes, 2 de julio de 2013

¿ME DAS UN POQUITO DE AMOR?

“No mendigues amor”…  Escuche está frase en varias ocasiones, en su mayoría de veces a mi profesor de educación cristiana en bachillerato, y hasta el día de hoy aún la sigue pronunciando. Entender el significado no es fácil, puesto que usar las relaciones para ayudarnos a sentir seguros y confiados es el error que muchos cometemos, sin darnos cuenta. Vivimos insistiendo tanto en tener compañía, que una vez que la tenemos nos seguimos sintiendo solos.
 
A veces la desesperación es tal que nos sentimos mal porque hay unos que tienen novio(a) y yo no, así que luchamos por encontrar a través de nuestros medios a la persona equivocada, y durante ese camino sólo buscamos la compañía de cualquiera, pero nunca todo lo que merecemos, y la palabra de Dios dice: “el amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, en 1 de Corintios 13:7, y para Dios todo es un TODO.  
 
Estas situaciones también traen pérdida de energía, tiempo, afectos, emociones e incluso para otros implica pérdida de dinero, y a largo plazo esto genera: “las famosas confusiones”. Las relaciones temporarias sólo siguen dejando huecos y esto lleva a que tus sueños románticos en Dios estén más lejos, y por consiguiente el Plan de Dios, su voluntad y no la tuya, se atrase.
 
Entrar en este juego de una relación tras otra se vuelve un círculo vicioso, sí, una adicción, y al final en vez de sentirte mejor, apagas tus emociones, incluso dudas: ¿Será que después de todo esto Dios tendrá algo para mí?
 
La única fórmula en la que muchos se refugian es esconder su corazón para protegerlo de que alguien más lo lastime, un amigo lo llama: “levantas muros”, y muchas gente se siente sola porque construye muros en vez de puentes, y mientras te la pasas en esta cueva, puedes dejar ir la nueva oportunidad que Dios está escribiendo para ti, claro si tú le das la pluma de tu vida para que Él produzca tu historia. 
 
Pero no te preocupes, don’t worry, como dice Juan Luis Guerra: “no te mortifiques”, con la ayuda de Dios puedes romper ese MURO, porque el mundo te hace creer que una ruptura, cortar y regresar, el famoso: “clavo que saca otro clavo” es parte natural de las relaciones.
 
Y aunque muchas veces no se vivan experiencias físicas, te sientes usado, porque ¿sabes? se cree que perder la virginidad sólo se relaciona con tener sexo; sin embargo, cuando te involucras emocionalmente también lo haces físicamente de una u otra manera, por medio de un abrazo, caricias o un simple beso porque estás compartiendo algo de ti, y a la única persona que le puede entregar tu corazón es aquel será tu esposo o esposa. Pon un alto, porque sin darte cuenta vas a continuar cediendo pedazos de tu corazón en cada relación, parte del regalo más hermoso que Dios le ha dado a cada uno de sus hijos, nuestras emociones y sentimientos, el toque perfecto en el diseño de una hija(o) de Dios. ¿Cuánto tiempo más quieres vivir así?
 
Dios sólo espera que amemos a un solo hombre o a una sola mujer: ¿cómo?, protegiendo todo lo que Él nos ha dado: emociones, pureza, sensibilidad, sentimientos. Pero,  si ya entregaste todas estas cosas, no es muy tarde para perdonarte a ti mismo(a) para ser transformados tomados(as) de la mano de Dios.
 
Escrito por: Marjory Hernández
 
Este artículo es PROPIEDAD INTELECTUAL DE DIOS así que tienes todos los permisos para copiarlo, imprimirlo, enviarlo a un amigo, ponerlo en otro sitio de internet, etc. Para cualquier comentario, duda, testimonio, saludo, etc. puedes enviarnos un correo a dudas_doubts@hotmail.com
Para recibir más notificaciones de nuevos artículos puedes encontrarnos en Facebook AQUÍ!